Es muy fácil pasar por alto la importancia de la foto de una boda. De cada una de ellas. Como yo lo veo, aunque al cubrir una boda narramos una historia más grande, cuando vemos en particular cada foto de una boda debería contar por sí sola una historia poderosa.
Más allá de pasar lista de quién estuvo presente, la cobertura fotográfica nupcial debería tener como resultado imágenes capaces de transportarte de nuevo a ese momento específico y evocar todos los sentimientos asociados con él.
Y aún más… cada foto de una boda debería ser capaz de evocar algo poderoso en las personas que no estuvieron presentes también.
¿Qué hace que una foto de una boda sea buena o no?
Definitivamente no es el equipo, ni la iluminación; mucho menos la postproducción. Lo que hace que una imagen sea poderosa o no es el timing, la oportunidad, el momento preciso (ya lo dijo Cartier Bresson).Por supuesto, todo lo demás apoya, pero no es lo que hace una imagen impactante.
Una buena foto no es una foto bonita, sino una imagen que es capaz de contar una historia que evoque sentimientos profundos en el espectador.
¿Qué se requiere para tener una gran fotografía de bodas?
Lo que se requiere es conexión. Estar presente, de algún modo, involucrado emocionalmente en el momento. Gente que sepa usar una cámara hay mucha, personas que arreglen fotos en post producción abundan. Éso no es lo que hace a un buen fotógrafo.
La foto de una boda
Ok esto va a sonar muy raro, pero yo siempre he pensado que una gran foto de bodas es aquella que evoca todos los sentimientos que te llevaron a unir tu vida con la persona que amas.
Una imagen que te recuerde en veinte o treinta años todo lo que sentías en ese momento.
Para mi, la foto de una boda; cualquiera de ellas, debería ser capaz de reavivar tu relación.
Salvarla si es necesario cuando las cosas se pongan difíciles.